martes, 24 de agosto de 2010

No siempre se valora lo que se necesita...

Francisco Díaz Montilla


Recientemente en El Panamá América (23 de agosto de 2010) se ha publicado una interesante noticia sobre la baja matrícula en las carreras de filosofía (Filosofía e Historia y Filosofía, Ética y Valores) que ofrece el Departamento de Filosofía de la Universidad de Panamá. Por supuesto, el caso de la filosofía no es excepcional, pues otras carreras tienen una situación similar: la Licenciatura en Francés, Historia y Sociología en el área humanística; Matemática Pura y Física, en el área científica.

¿Qué podría explicar esta situación? En realidad esta pregunta podría tener múltiples respuestas.

Con respecto a la filosofía, ciertamente, sería difícil afirmar que se trate de una disciplina esencialmente humanística, pues -además de lo estrictamente filosófico- los filósofos suelen estar interesados por cuestiones de naturaleza conceptual y práctica que surgen en otros contextos disciplinares: filosofía de la matemática, filosofía de la física, filosofía de la química, filosofía de la biología, hasta la filosofía del arte, de la religión y del derecho. No reparamos -sin embargo- en caracterizarla como una disciplina humanística y en el engranaje administrativo-académico de los colegios como parte del Departamento de Ciencias Sociales, aunque tampoco se pueda catalogar a la disciplina como una ciencia social sensu stricto. Es decir, de plano tenemos una imagen un tanto distorsionada de lo que la filosofía es y hace. Siendo así, difícilmente se puede tener claro el sentido de la filosofía en nuestro medio.

Decimos esto a propósito de la información aludida, pero teniendo presente las declaraciones enunciadas por la profesora Isis Núñez, actual funcionaria del Meduca y vocera de lo que se ha dado en llamar transformación curricular.

De acuerdo con lo citado por el diario, la sociedad panameña no necesita filósofos. El mercado laboral demanda otras cosas, de manera tal que la formación filosófica no es una necesidad. Pues bien, pareciera que la profesora Núñez no se ha tomado tiempo para reflexionar sobre la relación necesidad-demanda, y menos ha advertido que no siempre las sociedades demandan lo que necesitan, y no siempre necesitan aquellas cosas o bienes que demandan. 

La estupidez, por ejemplo, no es necesaria, pero la sociedad la demanda y la escuela se la ofrece a los jóvenes mediante los programas intrascendentes de entretenimiento en que les hace participar: ¡Muévelo!, novatadas de colegio, pantallas para ver los partidos de fútbol durante el mundial, etc. La sociedad necesita instituciones fuertes y transparencia, pero prefiere el "juega vivo". Para lo que los expertos llaman sociedad del conocimiento, demandamos más pensamiento racional, pero le ofrecemos menos y hacemos como que las cosas van bien.

Tal vez la sociedad no demande filósofos, pero ello no significa que no se necesiten.

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