sábado, 28 de agosto de 2010

Filosofía, una escuela de libertad




Francisco Díaz Montilla


En el 2007, la Unesco publicó un texto cuyo título es, para quienes nos movemos en aguas filosóficas, sumamente sugerente: Philosophy a School of Freedom
(http://unesdoc.unesco.org/images/0015/001541/154173e.pdf). Hasta donde entiendo, no se ha traducido aún al castellano, lo cual explica en gran medida su desconocimiento en nuestro país por parte de quienes toman decisiones con respecto a la enseñanza de la filosofía en los colegios y -por qué no- en las universidades.

Para la Unesco, la filosofía es una escuela de libertad, por ello no puede prescindirse de su estudio. Es más, al decir de la propia institución: la Unesco no es posible sin la filosofía.

Entre las ideas básicas que se presentan en la obra tenemos:

  • La filosofía es liberadora.
  • La experiencia de filosofar no se debe ofrecer solamente a los adultos, sino que -también- se le debe ofrecer a los niños. En ese sentido, el texto recoge información valiosísima sobre proyectos de enseñanza de filosofía para niños (FpN) a nivel mundial: Argentina, México, Chile, Estados Unidos, Canadá, Europa, Australia, Nueva Zelanda, entre otros. Curiosamente, de Panamá no aparece ninguno.
  • La enseñanza de la filosofía, no importa en qué nivel, no debe tratarse como algo transversal, sino que debe respetarse la autonomía de la disciplina.
  • La enseñanza de la filosofía corresponde a personal debidamente formado para esa tarea. Es decir: la enseñanza de la filosofía y -por extensión- sus disciplinas es responsabilidad del filósofo.
  • En los sistemas educativos donde se contempla la enseñanza de la filosofía debe mantenerse o aumentarse, en todos los niveles (básica, premedia, media y universitaria). Y a los que no la contemplan, se les recomienda introducirla.
  • Es prioritario crear las condiciones que permitan a los interesados por la filosofía desarrollar sus potencialidades al máximo, lo cual quiere decir que se le deben ofrecer las condiciones para que puedan estudiar, investigar y enseñar de la mejor manera. 
En Panamá estamos en otra onda. Al ritmo que vamos, ni siquiera los adultos tendrán la oportunidad de abordar con propiedad las cuestiones fundamentales que ha tratado la filosofía. Hemos decidido -en nombre de una ficción llamada la sociedad- que lo que importa es la ciencia, la matemática o el inglés. Aunque el "para qué importa" no esté del todo claro. Y así, pasamos por alto que si se trata de un pensamiento bien llevado y bien fundado, ni la ciencia, ni la matemática ni el inglés nos sirven. ¿De dónde hemos sacado que la ciencia o la matemática enseñan a pensar o tienen algo que ver con el buen pensar?


En cuanto a la formación de quién enseña la filosofía o las disciplinas filosóficas la situación no es menos problemática y pareciera no importarle a nadie. No es de extrañar, entonces, que profesionales que nada tienen que ver con la filosofía la enseñen en los colegios y universidades. Así, encontramos geógrafos dictando cátedras de lógica o de filosofía; médicos o periodistas enseñando ética, etc.

Y en cuanto a la dedicación semanal, la propuesta de transformación curricular del Meduca habla por sí misma: se reducen las horas significativamente y nada garantiza que se mantengan en el futuro.

Para quienes tenemos formación filosófica, la filosofía es liberadora: nos libera de los prejuicios que heredamos de la propia cultura en la que estamos, nos pone en guardia contra el dogmatismo, refuerza y promueve nuestra autonomía intelectual y el pensamiento crítico. Pero bueno, desde el punto de vista de la educación escolar, los hechos demuestran que no interesa un individuo crítico, libre e intelectualmente autónomo, sino autómatas productivos y marionetas. 


Como educadores de filosofía entendemos nuestra misión en los términos en que Platón lo expresara hace más de 2000 años en su célebre alegoría de la caverna. Hoy es tanto más necesaria la luz que la filosofía pueda aportar, si tenemos en consideración que el reino de sombras de la cual hablaba el filósofo griego se ha instaurado en nuestro medio de manera dramática, ha encontrado en Meduca un aliado incondicional y  la escuela es uno de sus recintos. 





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