domingo, 3 de octubre de 2010

COMUNICADO DE DOCENTES DE FILOSOFÍA



Los docentes de filosofía consideramos que el Sistema Educativo panameño necesita ajustes. El Ministerio de Educación ha emprendido un proceso de Transformación Curricular que intenta atender esta necesidad.

En ese sentido, deseamos manifestar:

   v Que los docentes de filosofía no están en desacuerdo con lo que el proceso de Transformación Curricular per se significa.
v Que los docentes de filosofía no están en desacuerdo con las iniciativas que emprenda el Ministerio de Educación dirigidas a mejorar el Sistema Educativo panameño.
v Que los docentes de filosofía no dudan de la sincera preocupación de las autoridades del Ministerio de Educación para atender, de la mejor manera posible, los problemas educativos de nuestro país.

De igual manera, con respecto al proyecto de Transformación Curricular al que actualmente da curso el Ministerio de Educación, consideramos oportuno hacer de conocimiento público lo siguiente:

I. El Ministerio de Educación no ha sido del todo consistente,  no sólo con lo que respecta a la  singular concepción que tiene de la Transformación Curricular, sino –también- con la forma en que la ha llevado a cabo. Por ejemplo, la propuesta de Transformación Curricular se refiere a la necesidad de una educación integral, pero es evidente la inclinación profesional de la misma al punto de que el ideal aludido colapsa. Ello sumado a la introducción de cambios inesperados de cursos en los planes de estudio, sin fundamentación de ningún tipo. Cabe adicionar que de acuerdo con el Decreto 944 de 21 de diciembre de 2009 se trata de un proyecto experimental, pero los hechos sugieren todo lo contrario.

II. La propuesta de Transformación Curricular, contrario a lo señalado por el Ministerio de Educación, no presenta contenidos curriculares vanguardistas, estos se siguen concibiendo fragmentaria y/o desarticuladamente, lo cual dificultará que los estudiantes puedan actualizar sus capacidades intelectuales.

III. No están claros el procedimiento metodológico que ha seguido el Ministerio de Educación para la selección de los colegios que participan en la Transformación Curricular, ni los criterios aplicados para reducir horas de clases, fusionar o eliminar asignaturas (lógica, filosofía, historia, entre otras).

IV. El fundamento conceptual del proyecto de Transformación Curricular gira en torno al concepto ‘competencia’. Esta palabra, sin embargo, no aparece en el Decreto 944 de 2009 que da lugar a todo el proceso.

V. Lo que supone un serio problema: dada la no univocidad del término ‘competencia’, quiere decir que no existe un elemento básico o común a partir del cual los docentes puedan entenderlo de manera inequívoca. Si se tiene en cuenta que no está para nada claro de qué modo las ofertas académicas y –sobre todo- los cursos contemplados para cada una de ellas, se desprenden de tal idea, esta situación es tanto más problemática.  

VI. Además de lo hasta aquí señalado, no podemos dejar de considerar que en las condiciones actuales la atmósfera escolar no resulta la más adecuada para llevar a cabo los ajustes que se han propuesto.

VII. Dada la seriedad de todo cuanto está en juego, reconocemos la importancia de la iniciativa del Ministerio de Educación; que esta iniciativa es necesaria para los ajustes que demanda el Sistema Educativo panameño; asimismo reconocemos que con respecto a esta iniciativa el Ministerio de Educación debe actuar con prudencia y discernimiento, así como esforzarse para construir los espacios de diálogo y debate que en la realidad no se han dado.

VIII. Tomando en cuenta lo anterior, los docentes de filosofía, proponemos un estudio más profundo y minucioso del fundamento conceptual del proceso de Transformación Curricular, es decir, del concepto ‘competencia.’ En esto último consideramos que las disciplinas filosóficas no sólo tienen tradición sino, también, la experticia requerida para la constitución y orientación del estudio y del debate. Desde esta perspectiva, los docentes de filosofía pensamos que es necesario integrar al estudio y al debate el concepto de ‘competencia filosófica’ como parte sustancial del proceso de Transformación Curricular, dado que la naturaleza fundamental de ésta permitiría integrar armónicamente en el proceso a las demás competencias.

IX. Los docentes de filosofía estamos profundamente interesados en participar directamente del proceso de Transformación Curricular y del debate que éste ha generado. Estamos concientes de que debemos pasar del estado de críticos al de protagonistas directos.


DE LA IN-UTILIDAD Y DE LA(S) DES-VENTAJA(S) DE LA FILOSOFÍA PARA LA VIDA


-Carlos N. Ho (*)

Pareciera que la filosofía no  es  fundamental, ni insustituible, porque:

1).- La filosofía ni ocupa el lugar más fascinante de la cultura, ni tampoco el de mayor prestigio. Hoy se la asocia a tantos otros asuntos (ciudadanía, esoterismo, religión, la paz, los derechos…) que por desconfigurada pasa desapercibida por completo.

2).-  La ciencia, la política y la publicidad muestran con mayor énfasis y claridad sus resultados. La filosofía, a pesar de quienes la amparan, se ha quedado muchísimo más acá con respecto a la(s) pregunta(s) que interroga(n) por el sentido y el alcance del mundo y de la existencia humana.

3).-La filosofía ha sido y todavía es una ocupación primordialmente abstracta, es decir, vaga y extremadamente genérica. Sumamente difícil, histórica y repetitiva. No se justifican, entonces, y por ello no tienen sentido,  todo el tiempo y los recursos que se invierten con respecto a ella puesto que lo suyo no es, ni por asomo, la reflexión concreta.

4).- Si la filosofía fuese en realidad tan útil para el progreso de la vida humana, ¿por qué no hemos alcanzado niveles de mayor bienestar ni somos más felices de cuanto somos o hayamos podido ser con anterioridad? Más bien nos descubrimos, todos los días, como seres frágiles, enfermizos, débiles. Y, para esto, no es imprescindible una forzosa y dilatada meditación que, para muchos, suele denominarse abstracción. No porque contemos con ella, con la filosofía,  hemos logrado ser espíritus más desarrollados, poderosos ni orgullosos de nosotros mismos. ¿Hemos podido ordenar el caos que cada uno lleva dentro de sí?

5).- En la definición de las características que han configurado nuestra historia y la civilización occidental, la filosofía no tiene una participación exclusiva, ni determinante. De ello son también responsables el arte, la ciencia y la religión y si debemos ser honestos de éstas cuatro, por un lado, la ciencia y el arte constituyen las dos creaciones más portentosas del ser humano y, por otro, cualquiera de ellas puede sustituirse mutuamente si de lo que se trata es de su valor para la vida.

6).- La televisión, el cine, la moda, la danza, el teatro, los museos constituyen, de igual forma, medios de los que podemos aprender; espacios o actividades que favorecen el estudio, el análisis, el debate y la crítica. Despiertan mayor interés porque, además,  armonizan imagen, color, sonido, espacio, figura y movimiento.

7).-Los filósofos han sido casi siempre personajes extraños, incómodos y difíciles de entender. Cuando hablan lo hacen desde una cierta distancia, como si estuvieran observando a los demás desde lo alto de una atalaya. Lo que dicen es bastante complicado; parece más un aullido que brota, tumultuoso, de sus bocas… como si las palabras que dicen hubiesen sido rumiadas con encono,  con desesperación; vistas y re-vistas una y otra vez… cuasi obsesivamente.
8).- A pesar de que, durante tantísimo tiempo, la filosofía ha formado parte del sistema de educación, los estudiantes no dan muestras de que piensan mejor que antes [¿han mejorado acaso sus naturalezas?]; cuando se expresan no lo hacen correctamente ya que su comunicación no se atiene a un hilo discursivo, ni a una argumentación formal. La contribución, pues, de la filosofía al desarrollo de la inteligencia y a la educación del juicio no es tan fundamental, ni tan considerable como se dice o se defiende; o, al menos, no lo es más de cuanto para ello logran las demás disciplinas.

9).- Asumamos, como lo hacen sus apologistas, que la filosofía es necesaria. Saludemos, incluso, con gracia el argumento; considerémoslo serio. Sin embargo, ¿de qué naturaleza es esa necesidad? ¿Una sumamente vital? ¿La necesidad que nos obliga a trabajar para satisfacer el despertar de cualquiera de nuestras necesidades? ¿La enseñanza de la filosofía nos ha vivificado como se debe en nuestra propia existencia, singular y socialmente? ¿De qué clase, pues, es esa necesidad que debiéramos tener de la filosofía? ¿La necesidad que tiene el menos favorecido? ¿O aquella que asume quien desde su opulencia, poder o grandeza científica piensa que tienen los de hábitos, costumbres o conductas rudas y sin gracia?

10).- Cuando contemplamos la condición actual del mundo la filosofía, ¿nos ha hecho menos cobardes, menos perversos; nos ha permitido constituir una vida menos egoísta; una sociedad menos voraz e indiferente? ¿Somos menos negligentes, indolentes y cómodos; menos desdeñosos y vengativos? ¿Actuamos menos abominablemente; menos viciosamente?

11).- ¿Se exige mayor madurez? Digámoslo, entonces, así: ¿cuán más humanos, sociables, indulgentes, misericordiosos y compasivos, honestos, recíprocos, fieles, afectuosos y responsables somos gracias a la filosofía? A tal punto que, sin ella, degeneramos en bípedos bicéfalos que deambulan, errantes, prisioneros de su mortal insensatez y prevaricación.

Por tanto:
La filosofía debe quedarse donde está y como está. En-claustrada en los recintos que habitan quienes, por las razones que sean, la defienden; que se dediquen a ella cuantos así lo decidan y encuentren en su estudio o cultivo alguna utilidad (?) gusto o placer. Que sigan pensando, erróneamente, que la filosofía los coloca en el sendero de alcanzar la perfección en todas o en casi todas las áreas de sus vidas. La verdad es que, hasta ahora, no nos ha demostrado que sirva para algo (a obrar bien/correctamente, a ser felices); mejor dicho sí nos ha demostrado que sirve para muy poco o, incluso, para nada y, por eso, no tenemos necesidad de ella. Lo que querría decir que es superflua, esto es, un artículo de lujo, un adorno, un decorado [y, por lo mismo, una simulación] que, por tanto, no es necesaria  ya que, en la aventura humana del conocimiento, la superfluidad es exactamente lo contrario de la necesidad. Podemos pasárnosla muy felices; nada dice que no sea posible que nos la podamos arreglar sin que ella forme parte de nuestras vidas porque ¿dejará de estar el mundo al revés, dejará de convertirse el mundo en una nada porque la filosofía cuenta, solo ella, con  los recursos que lo puedan evitar?

(*) Docente de filosofía. UP